Capítulo 16
Patricia se asustó un poco, miró a Leandro sin comprender. Leandro también se dio cuenta de que habia perdido el control y trató de reprimir la ira que sentía en su corazón. Lo siento, me emocioné un poco”.
Patricia negó con la cabeza. “Sé que lo haces por mi bien, pero confio en mi critério, él será alguien en quien se pueda confiar”.
Leandro sintió como si su corazón fuera apretado sin piedad por una mano gigante, causándole una sensación de sofocación y dolor. Una vez alguien le había dicho lo mismo, pero ¿cual fue el resultado? La comisura de su boca mostró una sonrisa burlona involuntariamente.
Patricia nunca habia visto a Leandro así, y de repente se sintió un poco confundida, pensando que él habia recordado cosas del pasado. “El pasado ya paso, es hora de que sigas adelante”.
En realidad, ambos habian tenido vidas dificiles. Ella sabía que él había tenido un gran amor en el pasado, y él sabía que ella habia sido traicionada.
“Estoy bien, no te preocupes ¿cuándo te vas?”.
“Pasado mañana”.
La mano de Leandro que sostenia el boligrafo se tensó repentinamente, pero al final firmó su nombre en esa carta de renuncia tan desagradable para él. Patricia tomó la carta de renuncia que Leandro le entregó. “Gracias, hermano”.
Leandro hizo un gesto con la mano. “No hay problema, yo me encargaré de explicarle al jefe. Anda, ve a entregar los trabajos que tienes pendientes”. Cuando Patricia estaba a punto de salir, escuchó la voz de Leandro. “Patricia, ¿has considerado a las personas de tu alrededor?”
Patricia se detuvo y miró hacia Leandro. Su guapo rostro estaba iluminado por la luz de la mañana, mostrando un toque de melancolia.
Al ver la sorpresa en el rostro de Patricia, Leandro dijo: “Olvidalo”.
Le tomó toda la mañana a Patricia entregar sus trabajos pendientes. Al terminar la jornada laboral, los compañeros de trabajo se acercaron, sorprendidos por su repentina renuncia.
“He oido que te casaste”.
“¿Por qué tan repentinamente?”.
“De verdad te casaste? ¿Tan rápido?”.
“He tenido muchas citas à ciegas y ninguna he tenido éxito, pero tú tuviste éxito en la primera. La vida es tan injusta a veces”.
“Finalmente, una de las mujeres solteras en nuestra firma se ha ido. Ustedes deberian apurarse”. Marta señaló con una sonrisa a algunas mujeres hermosas a su alrededor. Las señaladas miraron a Marta con resignación.
“Yo también lo deseo, pero todos los que conozco son raros, ni siquiera hay uno un poco normal”.
Los compañeros de trabajo hablaban sin parar, y Patricia no sabia a quién responder primero. Sonrió y negó con la cabeza, pensando que el chisme es parte de la naturaleza de las mujeres, incluso las mujeres exitosas en el lugar de trabajo no podian evitarlo.
Fue un éxito en su primera cita a ciegas. Pensándolo bien, algunas personas tienen muchas citas a ciegas sin éxito, pero ella se casó en la primera cita sin siquiera pasar por muchas etapas antes del matrimonio.